martes, 19 de julio de 2011

¿AFORTUNADO?

Me desperté una mañana,
reconocí un jardín sobre mi.
Miles de flores se enredaban,
construían un laberinto sin fin.
Caminé sobre sus raíces,
mis pies descalzos posé
y la tierra seca noté.
Ante mi mil riquezas aparecieron,
corrí hacia ellas, pero no las alcancé.
Después una mujer y el amor eterno,
pero era un espejismo lo que deseé.
El suelo bajo mi se abrió
y una mano al infierno me arrastró.
Todo lo malo el demonio me enseñó;
al jardín deseé volver.
Humedad en mi rostro comencé a notar,
se arrastraba por el cuerpo para ir al suelo a parar.
Raíces de flores nacieron donde la lágrima cayó
y una mano desde el cielo me salvó.
Habiendo contemplado lo bueno y lo malo pensé:


                         "¡Qué afortunado soy!"



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