martes, 27 de marzo de 2012

LA INJUSTICIA DEL COLOR


"Yo tengo un sueño; que mis cuatro hijos pequeños vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter."
                                        Martin Luther King, 28 de Agosto de 1963.
                                                                           
"¡Hola! Me llamo Trayvon Martin, tengo 17 años y acabo de salir de casa de una amiga de mi padre para ir a comprar un refresco en una tienda que hay aquí cerca.
Me acerqué hasta su casa, situada en un vecindario de Orlando, Florida, para hacerle una visita...Está lloviendo; menos mal que tengo capucha para protegerme de la lluvia."

"Parece que está aquí para crear problemas, parece drogado o algo. Está lloviendo y está caminando por aquí como si nada...Le pasa algo, creo que viene a por mí, tiene algo en las manos, no entiendo qué hace. Estos cabrones siempre se salen con la suya."

Trayvon murió el pasado 26 de Febrero tras ser abatido por una bala en el pecho. El disparo lo realizó un vigilante vecinal cuando caminaba por un vecindario tranquilamente.
Antes de acabar con la vida del joven, George Zimmerman, que es como se llama el vigilante, llamó a emergencias (911) para informar de que "un negro caminaba con algo en las manos y actuaba de manera sospechosa".
Posteriormente, se supo que lo que Trayvon portaba era un teléfono, por el que estaba manteniendo una conversación con su novia, una bebida de té y un paquete de golosinas.
Zimmerman es residente de la comunidad que vigilaba y, como en el caso de otros vecindarios, se ofrecía para patrullar las calles de su comunidad.Tras los acontecimiento quedó en libertad sin cargos puesto que alegó defensa propia. Actualmente su paradero es desconocido.
La existencia desde 2005 de una ley aprobada por el entonces gobernador Jeb Bush e impulsada por la Asociación Nacional del Rifle (NRA) que otorga el derecho a los ciudadanos a disparar a cualquier persona considerada como una amenaza, aún siendo un lugar público, otorga a George Zimmerman respaldo legal e impunidad.
¿Qué hubiese pasado si los colores de la piel fuesen a la inversa? ¿Qué le ocurriría a Zimmerman si fuese negro y Martin blanco? ¿De verdad creéis que la ley de "dispara primero y pregunta después" respaldaría a George Zimmerman después de haber matado a un chico blanco?
Cuando el 20 de Enero de 2009 Barack Hussein Obama alcanzó la presidencia de los Estados Unidos vivimos un espejismo. ¡El primer hombre de raza negra en la Casa Blanca! Esta vez no era una película en la que Morgan Freeman hacía de presidente; esta vez era real.
Una pequeña ventana se abría a aquel pasado en el que era impensable ver a un hombre de color presidiendo un país como Estados Unidos, que adora a sus estrellas negras pero no le gustaba verlas tomando decisiones.
Todo fue un espejismo, un sueño, otra película con una imagen tolerante y respetuosa.
El sueño de Martin Luther King no se ha cumplido todavía.
Lo siento.

"Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos".
Martin Luther King

jueves, 22 de marzo de 2012

DE CÓMO LA ENERGÍA SE TRANSFORMA


Según la ley de la conservación de la energía: la energía ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma.
Según esto la energía pasa de una forma a otra para continuar existiendo, solo que con un aspecto diferente; como cuando la energía eléctrica se transforma en energía calorífica cuando se utiliza en un calefactor.
Yo a esta teoría le añadiría otra frase: la energía en exceso revienta el objeto que esté más cerca.
Si, y voy a demostrar mi teoría.
Cuando llega un miembro nuevo a tu familia, pongamos un sobrino, la casa se llena de alegría y la adrenalina producida por los nervios antes de su llegada se transforma en júbilo por el nacimiento de un bebé.
A medida que ese pequeño ser humano va creciendo su falta de energía, debido a que se pasa el 90% del tiempo durmiendo, se transforma en aburrimiento porque quieres que interactue contigo y transmites tu energía para conseguir una sonrisa de un segundo. Luego te enteras de que siempre lo hace mientras duerme, que es un acto reflejo.
Cuando empieza a gatear te encanta ver la energía que tiene y la dureza de sus rodillas, ya que las tuyas, al gatear a su lado, sufren muchísimo más que las suyas, que rodeadas de carne blanda y rechoncha no sufren daño alguno. 
Tu feliz energía se transforma en estrés al darte cuenta de que ahora alcanza más cosas que antes y que, casualmente, todas las cosas que coge se pueden romper.
Y es aquí donde nace mi complemento a la teoría de la conservación de la energía.
Cuando un niño empieza a andar va dejando rastros de energía por donde pasa, así sin más, sin querer. Él va caminando torpemente, balanceándose de un pie a otro mientras a su alrededor el resto de su mundo se mueve de forma frenética. Incluso hay veces que en su torpe caminar se oyen gritos detrás de él vaticinando que algo malo va a ocurrir.
Totalmente ajeno a la que se avecina, alza su mano algo torpe pero firme y sujeta una figura que lleva en la familia desde que tienes uso de razón. La zarandea con toda la energía que puede tener una niño de un año y la lanza por el aire.
Toda la energía fue transmitida a la muñeca de porcelana que comenzó a volar para transformarse en añicos que se esparcieron por todo el suelo del salón.
La energía ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma en añicos de porcelana.
Ante ese resultado cinco pares de manos se abalanzan sobre la criatura para frenarle el paso, pero ya es tarde, la pareja de la muñeca corre la misma suerte que su inseparable compañera y comienza a volar...
La energía en exceso revienta el objeto que esté más cerca. 
¡Teoría demostrada!

martes, 20 de marzo de 2012

EL CASO DEL BALÓN DESAPARECIDO


A lo largo de nuestra infancia todos vivimos un periodo durante el cual nos enganchamos a un deporte. Queremos practicarlo y triunfar siendo los mejores en esa disciplina.
A mi se me dio por el voleibol y la culpa de todo la tubo una niña japonesa llamada Julia.
Seguramente muchos de vosotros no sepáis quién era Julia, pero igual os suena "La panda de Julia". Fue una serie mítica que emitió T5 sobre una chica que jugaba al voleibol y que conseguía hacer auténtica magia con la pelota. Esta serie pertenecía a una lista de dibujos traídos de Japón que te inculcaban el deporte, el trabajo en equipo y la superación; en esa lista se encuentran series tan míticas como "Campeones", "Raqueta de oro" o "Bateadores".
(Es probable que no halláis entendido ni la mitad de todo lo que llevo escrito porque todos los personajes de esas series pertenecen a una época muy remota en la historia de la humanidad, época durante la cual muchos de vosotros ni siquiera eráis un posible proyecto en la vida de vuestras madres. De todos modos, como Internet es la ostia, podéis informaros enseguida sobre estas series arcaicas y probar aver si os gustan, igual derrepente se os ocurre salir a la calle a jugar con la pelota en lugar de colgar vídeos absurdos en vuestro Facebook de otra gente que se cae de forma simpática mientras anda en bici).
El caso es que me enganché tanto a esta serie que sufría con Julia y entrenaba tanto como ella para triunfar con mi equipo imaginario y ser las mejores.
Pero claro, yo nunca formé parte de un equipo de voleibol, ni jugué en ningún campeonato...bueno, o por lo menos no lo hice en la vida real.
Todas las tardes, antes de cada capítulo, me colocaba en la entrada de mi casa y con un globo como pelota (si, un globo; digamos que era menos peligroso y que la confianza de mi madre en mis dotes como jugadora no eran muy fuertes, todo esto unido a que jugaba dentro de casa rodeada de cosas rompibles, nos pareció la mejor opción). Y así me echaba un buen rato dándole manotazos contra la puerta. Después de tanta "acción" terminaba colorada como un tomate y sin aire, después de todo había sido un partido muy duro y el contrincante el mejor, después de mi equipo por supuesto.
De entre todas las técnicas que Julia y su panda empleaban para ganar un partido en el último momento y de forma espectacular se encontraba el llamado "balón desaparecido".
Esta maniobra casi de brujería consistía en hacer desaparecer el balón ante los ojos del contrincante. Nunca fallaba, era el toque maestro de Julia e imbatible en cualquier partido. 
Como buena fanática de la serie, yo también era capaz de  conseguir el "balón desaparecido" y lo utilizaba como último recurso ante un partido muy ajustado.
Un día, estaba yo toda conectada con mi globo jugando al voleibol, cuando el partido fue empatado por el equipo contrario. ¿Qué hacer en ese momento?¿Cómo llevar a mi equipo a la victoria? No había más remedio, a pesar de estar lesionada y agotada, tenía que intentarlo; tenía que poner en práctica mi golpe devastador y ganar el campeonato del mundo.
Empezó el juego, todas estábamos nerviosas a pesar de que sabíamos qué hacer; entonces el globo viene hacia a mi y con un salto para coger potencia golpeo el globo a la vez que grito "¡balón desaparecido!", (había que gritar el nombre del golpe, como si fuese un conjuro, una invocación a los dioses o al diablo para que saliese bien) y el balón milagrosamente desapareció.
Había ganado el partido, había sido el mejor "balón desaparecido" de la historia, mejor incluso que el de la propia Julia.
Desapareció para siempre, no volvimos a verlo jamás...porque el globo explotó al tocar con una esquina de la puerta. 
¡Si ya se! ¡Ja,ja,ja!
Se que os estáis riendo porque eso fue lo que hicieron mis hermanos y mi madre cuando me vieron entrar en la cocina, toda colorada, sudando y con el orgullo herido al oír la siguiente pregunta:"¡Qué! ¿Desapareció?"
Como entenderéis ya no volví a jugar al voleibol. No por nada en especial, simplemente un deportista aveces se tiene que retirar en el momento más álgido de su carrera. 
No llegué a participar en más campeonatos, pero mi "balón desaparecido" quedará en el recuerdo de todos los espectadores de aquella final  y en la colección de anécdotas de mi familia que, por supuesto, la utilizarán cuando menos me lo espere.




domingo, 11 de marzo de 2012

11 DE MARZO DE 2004


De cómo unos desconocidos pueden arruinarle la vida a cientos de personas que no les habían hecho nada.
Hoy hace ocho años de ese encuentro forzado.
¡NO FUE UN PLACER CONOCEROS!
 

martes, 6 de marzo de 2012

ESTAREMOS AHÍ PARA LEVANTAROS


Que ese lazo rosa esté ahí no es casualidad, ojalá lo fuese, pero no es así. Como muchas personas del mundo yo también conozco al cáncer; aunque no soy yo la que peleo con él cara a cara.
Siempre he escuchado como alguien se moría de una enfermedad que nadie se atrevía a mencionar, como si mentarla la atrajese hacia a ti o te condenara a una mala suerte eterna. En mi casa tampoco se la nombraba, pero eso no fue una protección.
Esta enfermedad, perdón, voy a dejar de intentar construir un escudo protector y falso sobre mi...el cáncer está preparado para tod@s y nunca duerme para nadie, es una mierda, pero es la realidad.
También es una realidad que cada día se le dan cien patadas en el culo y se consigue que huya, pero aún sigue conservando valentía y continua atacando.
No podemos olvidar que es una realidad, aunque no la tengamos en casa, y que detrás de las cifras que pretenden reflejar a los enfermos por culpa suya hay caras e historias; yo he conocido muchas en estos dos años y quiero conocerlas cada día porque detrás de cada una de ellas hay una lección de vida, un lema para la batalla, una palmada en la espalda para seguir y sonrisas que se alegran por las pequeñas mejoras...lo que hay es una familia.
En estos días se ha presentado la campaña de este año contra el cáncer; lo ha hecho la Asociación Española Contra el Cáncer y en ella aparece muy bien reflejada la familia que hay detrás.
Para mi fue, es y será un placer haber conocido a todos esos parientes que no sabía que tenía y que ahora son el bastón de mucha gente, incluida yo.
Aquí os dejo el spot...si lloráis al final, no os preocupéis, suele pasar.


sábado, 3 de marzo de 2012

CARAMELOS PARA TODOS


Hace unos días fue mi cumpleaños y con 31 años recién cumplidos me he dado cuenta de que se pierden las buenas costumbres, los pequeños detalles con los que de pequeño eras feliz.
Mis padres nunca celebraron los cumpleaños de sus hijos con grandes fiestas en las que acudían a casa los amiguitos de sus retoños a comer patatillas, sándwiches de queso, mortadela, salami o "Nocilla".  Nuestras celebraciones eran muy familiares, con una comida en familia, una tarta con muchas velas y, por supuesto, los regalos. No existía la posibilidad de perder a tu hijo entre una marea de bolas multicolor: "Lo sentimos señora, cuando el socorrista del "chiquipark" la alcanzó, ya era tarde para su niña. Las bolas son así: imprevisibles".
De entre todos los rituales del aniversario de tu nacimiento había uno que destacaba por encima de los demás: la repartición de caramelos.
Este breve acto se celebraba en el colegio, entre tus compañeros de clase. Unos días antes tu madre, muy previsora, te pedía que contases a todos tus compañeritos para saber cuántos "kilos" de caramelos había que comprar. Tú, como un buen hijo, llegabas a clase y contabas, lo que no era del todo tan fácil; no te podías despistar, había que fijarse si faltaba alguien para no olvidarte de él. No podía ser que por culpa de un catarro mal curado Luisito se quedase sin su dosis de caramelos.


Ya con todos tus compañeritos contados y recontados tu madre se iba a comprar caramelos, una bolsa enorme porque: "...A seis caramelos por niño, teniendo en cuenta que son 32 en la clase, tengo que comprar 192 caramelos...bueno 200 para redondear". Y era entonces cuando entraba en tu casa una bolsa repleta de caramelos de todos los sabores junto con unas muy claras instrucciones: "Cuando la profesora te de permiso tienes que dar a cada uno de tus compañeros seis caramelos". 
¡Qué nervios tenías en toda la noche! Al día siguiente era el gran día, ¡tu gran día! Después de repartir los caramelos podías "ser guay" entre tus compañeritos o ser el capullo que en su cumpleaños los hinchó de caramelos de coco y anís. Eso era algo que le tenías que dejar muy claro a tu madre. Los sabores adecuados eran el pasaporte hacía un curso tranquilo y sin incidentes; perder tu dignidad por culpa de un caramelo de anís metido por el culo no era el objetivo.
Una vez en el colegio ibas pasando por la mesa de cada uno de tus "amiguitos" y les ibas dejando el puñado de caramelos que tu madre te había indicado. A cambio recibías un "felicidades" de cada uno de ellos y el "Cumpleaños feliz" al unísono de toda la clase. Y ya estaba, no había más. Era así de sencillo.
Luego claro, con el paso del tiempo, las nuevas tecnologías lo hicieron mucho más sofisticado. En un momento dado, sin saber cómo, surgieron "las bolsitas de chucherías". ¡Eran lo más! El niño que en su cumpleaños repartía a cada compañero una bolsita con chucherías - esto era una mezcla de piruletas, caramelos, chocolatinas, globos, gominolas...- tenía ganada la paz eterna en el patio del colegio y el resquemor de los que no sucumbíamos a las nuevas tecnologías.
Pero, ¿quién fue el primer niño en empezar esta tradición? Nunca me lo había preguntado hasta ahora. ¿Sería algún hijo de profesor que compraba su tranquilidad a cambio de caramelos? o tal vez, ¿un niño cuyo padre tenía un quiosco y se deshacía de los caramelos melados en el cumpleaños de su hijo? No lo se, pero fuera como fuese, esa tradición llegó hasta mi y la he vuelto a recuperar entre mis amiguitos de treinta y...  
Aunque nos han pasado los años para todos, cada uno de ellos esperaba con curiosidad nerviosa a que les diese la bolsita de caramelos. Si ¡¿qué pasa?!, ahora soy yo la que compro los caramelos y puedo darles a mis amiguitos lo último de lo último en caramelos.