sábado, 29 de septiembre de 2012

UN PUENTE CON VISTAS


¡Ya está reinando el caos!
En un abrir y cerrar de ojos todo se desorganiza y la gente no sabe hacia donde tirar.
Los hogares llevan tiempo vaciándose y siendo desparasitados de toda vida indeseable e incómoda. Si no me dan dinero no valen. 
Habrá que construir más puentes para darles cobijo. Es una pena que no dé llegado ese préstamo envenenado. 
De momento tendremos que callar las voces con un kilo de arroz, un litro de leche y pan; con suerte las colas igual no dan la vuelta al país.
Los niños nacen y crecen ignorantes porque ya no es necesario educarlos para defenderse en su día de mañana; con los pocos que se intentan defender, con ese manojo de intelectuales, es suficiente. Pretender dirigir un pueblo de descerebrados es el mayor error, ¿quién os mantendrá cuando se termine el chollo? El tonto del pueblo solo buscará su alimento y el tuyo le importará muy poco.
Los enfermos disfrutan de casi un lujo; pues la enfermedad empieza a no estar al alcance de todos, como si del último juguetito de Apple se tratase. Los medicamentos son actualizaciones por las que se tiene que pagar un extra para descargarlas en el organismo.
Y los mayores arañan los forros de los bolsillos y husmean el suelo en busca de un dinero extra que les permita comprar el pan y así tirar de su familia. Ni siquiera, después de tantos años trabajando, pueden disfrutar viendo cómo trabajan otros.
"El que guarda siempre tiene", decía una profesora mía, pero qué debemos guardar: el dinero, la comida, la dignidad, la vergüenza, la rabia...
No vamos a tener sitio en donde meter tantos "cachivaches", mi puente no tiene estanterías.
  

miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA TEORÍA DEL CAMBIO


Llevo una larga temporada rodeada por un bucle interminable de cambios que afectan enormemente a mi vida.
No voy a empezar a enumerarlos porque alguno es doloroso y otros son complejos y no menos dañinos.
Cuando empecé con este blog lo hice con la intención de utilizarlo como distracción y muchas veces acabó siendo el hilo conductor de mis preocupaciones y dolencias y de mis recuerdos infantiles e imborrables. Ahora mismo creo que se está convirtiendo en una herramienta psicológica para escribir mis penas, cosa que no se si me termina de convencer pues mis emociones son mías y no se las regalo a cualquiera.
No pretendo anunciar un suicidio blogero ya que mi intención es continuar con esta caterva de ideas y confesar lo que me apetezca; es solo que todo lo que ahora me está sucediendo me hace plantearme una serie de cosas que creía firmes en mi vida y que ahora tras su desaparición me empujan a un "empezar de nuevo" con el que en parte no contaba.
Existe el rumor de que todos los cambios, si son para bien, son buenos. El problema es cómo saber si son para bien.
En qué momento te das cuenta de que han sido para bien y si ese momento no llega qué tienes que hacer, ¿volver atrás?
En estos días me he deshecho de todos los muebles de mi habitación y ahora tengo una nueva, con más luz y color, a mi gusto, con más espacio..¿es esto bueno? Supongo que tener por fin algo que llevabas deseando hace mucho tiempo siempre es positivo; la victoria de una pequeña batalla es agradable.
Y qué decir de los cambios en los demás que terminan repercutiendo en cambios para ti. Estos cambios no los esperas y sin querer te acaban salpicando y manchando y estas manchas son muy difíciles de limpiar; sobretodo cuando no dejan que te limpies con tu propio quitamanchas, ese que hasta entonces creías infalible y del que todos eran conocedores.
Tal vez los cambios implican que tú cambies y te amoldes a las novedades, a pesar de que estés segura de que eso no es lo que quieres. 
Cambiamos tantas cosas sin querer.


jueves, 20 de septiembre de 2012