sábado, 29 de septiembre de 2012

UN PUENTE CON VISTAS


¡Ya está reinando el caos!
En un abrir y cerrar de ojos todo se desorganiza y la gente no sabe hacia donde tirar.
Los hogares llevan tiempo vaciándose y siendo desparasitados de toda vida indeseable e incómoda. Si no me dan dinero no valen. 
Habrá que construir más puentes para darles cobijo. Es una pena que no dé llegado ese préstamo envenenado. 
De momento tendremos que callar las voces con un kilo de arroz, un litro de leche y pan; con suerte las colas igual no dan la vuelta al país.
Los niños nacen y crecen ignorantes porque ya no es necesario educarlos para defenderse en su día de mañana; con los pocos que se intentan defender, con ese manojo de intelectuales, es suficiente. Pretender dirigir un pueblo de descerebrados es el mayor error, ¿quién os mantendrá cuando se termine el chollo? El tonto del pueblo solo buscará su alimento y el tuyo le importará muy poco.
Los enfermos disfrutan de casi un lujo; pues la enfermedad empieza a no estar al alcance de todos, como si del último juguetito de Apple se tratase. Los medicamentos son actualizaciones por las que se tiene que pagar un extra para descargarlas en el organismo.
Y los mayores arañan los forros de los bolsillos y husmean el suelo en busca de un dinero extra que les permita comprar el pan y así tirar de su familia. Ni siquiera, después de tantos años trabajando, pueden disfrutar viendo cómo trabajan otros.
"El que guarda siempre tiene", decía una profesora mía, pero qué debemos guardar: el dinero, la comida, la dignidad, la vergüenza, la rabia...
No vamos a tener sitio en donde meter tantos "cachivaches", mi puente no tiene estanterías.
  

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