jueves, 24 de abril de 2014

UÑAS DE LUTO Y UN TATUAJE EN LA MUÑECA


¿Qué no hacemos por amor?
Es impensable de dónde sacamos valor para hacer actos de amor.
Muchas veces es el propio dolor el que nos da un empujoncito para hacer cosas, para cumplir promesas, para llevar con nosotros un recuerdo, un símbolo, una palabra...
Una conversación inocente sobre la muerte y cómo queremos que se nos vea la pena. Una respuesta de chascarrillo, casi en tono de desafío, pero que se nos graba como una petición, un deseo y una promesa.
Una charla que termina un día con un adiós y que continua otro con un esmalte de uñas y unos pies de luto.
Años de amor y risas entre hilos y agujas. Una máquina de coser que se va envejeciendo mientras el tiempo pasa.
Una actitud valiente y una gran fuerza que se come todas las penas y el dolor; que se clava como una aguja al coser.
De todo se aprende a seguir viviendo. 
Es entonces cuando una promesa se grita al viento; cuando se tatúa en la muñeca un "caminaré". Un grito de rabia y fuerza que el que se va desea que cumplas y el que se queda se tiene que joder y cumplir.
Actos de amor al fin y al cabo.
Es lo que tiene querer y perder.


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